En 2002, un grupo de socios mexicanos decidió dar el nombre de iFone a su empresa de servicios de telefonía por IP. Para que constara, acudieron en 2003 al Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), donde registraron el nombre de la marca. Nacía así iFone, cuatro años antes de que un 9 de enero de 2007 Steve Jobs anunciara el primer iPhone. Poco después, los propietarios de iFone recibieron una notificación del IMPI que les instaba a demostrar que utilizaban ese nombre, según informa el diario español El País. En el momento en que Apple procedió a registrar su patente iPhone en México, no pudo hacerlo en la categoría de servicios, porque ya existía iFone. Ahí es cuando arrancó toda la odisea legal.
En noviembre de 2012, recuerdo que iFone ganó la primera demanda (aquí algo referente), que podría obligar a Apple a desembolsar un 40 % de los ingresos que obtuvo bajo el nombre iPhone, que el IMPI considera una vulneración de la ley mexicana. Ahora, esta curiosa historia de David contra Goliat, podría afectar a otras empresas. De hecho, los grandes de la telefonía en el país norteamericano, Telcel, Iusacel y Movistar, también vendieron iPhones vulnerando la marca de iFone. Aunque pueda parecer oportunismo, los responsables de iFone aseguran al diario El País que fue Apple quien abrió la batalla legal. La compensación económica, se espera, podría ser multimillonaria.